La reciente llamada de Toyota a alguna serie de vehículos para que pasen revisión por un defecto de fabricación detectado tras la venta de estos vehículos ha venido a poner en tela de juicio toda una compleja logística que hasta la presente había venido siendo no sólo modélica, sino también atrevida, innovadora y rentable.
Algunos expertos anglosajones sitúan la causa de esta situación embarazosa para la marca en el hecho de que se han homologado tanto las piezas que esto ha provocado que un defecto de fabricación en alguna de ellas, compartida por muchos modelos, ha llevado a que el defecto se presente en múltiples modelos, con el consecuente daño para la imagen de la marca que, en este caso, al parecer, no puede escudarse en que el defecto se circunscribe a un único modelo.
Algunas voces indican que esta situación no es nueva, que la rapidez y el coste han hecho que no se haya prestado atención a la calidad y a la mejora continua, precisamente uno de los puntos claves de la filosofía lean, de la cual Toyota ha sido exponente destacado. Así es que, para muchos, y como no hay que mal que por bien no venga, esta delicada situación llevará, sin duda, a Toyota, a mejorar sus sitemas de calidad con el fin de aprender de sus errores y evitar repetirlos en el futuro.
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